Hola! La verdad es que no sé como explicar lo que siento cuando me toca hablar de mi servicio al Señor. Mi apostolado lo tengo en la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Fátima en Barquisimeto, ciudad donde vivo. Trabajo con la Infancia Misionera. Soy la Asesora General. Este grupo cuenta con 120 niños de edades comprendidas entre los 4 y 12 años de edad. Nos reunimos todos los sábados y la formación de estos niños está basada en los Evangelios dominicales, valores, vida de Santos, personajes bíblicos y oración; es la misma temática para todos, pero acorde con sus edades. Estos niños, toda la catequesis que reciben deben orarla y mostrarla, lo que se traduce en misión. Dos sábados del mes tienen su catequesis, el tercer sábado lo aprendido lo oran (Espiritualidad), y el cuarto sábado nos vamos de misión que puede ser evangelizando casa por casa en los sectores donde el Espíritu nos guíe, en hogares de niños huérfanos, ancianatos, hogares de niños con alguna condición especial, lo que hace que trabajar con Infancia Misionera sea una aventura, cada sábado es distinto. Además los niños van viviendo el tiempo litúrgico con diferentes actividades que lo llevan a entenderlo: en Navidad cantamos en los parrandones y en Semana Santa realizamos el Vía Crucis en la calle. Los niños mayorcitos y los coordinadores forman parte del coro infantil-juvenil de la parroquia y cantamos en la Eucaristía de los terceros domingos de cada mes y animamos la Primera Comunión en nuestra iglesia, que casi siempre son más de cien niños. Dos veces al año visitamos Centros Comerciales y allí rezamos el Rosario y conversamos con las personas sobre Dios (Es una maravilla ver la cara de los adultos cuando los pequeñitos les hablan e invitan a rezar). También cantamos y rezamos el Rosario por las calles (Es una manera genial de evangelizar). Y vamos de paseo y nos divertimos mucho. Los niños cada sábado llegan a la iglesia con mucha energía y alegría.
Cuando los niños van creciendo se les imparte una catequesis distinta donde ya se van preguntando ¿quién soy yo?, etc., sin dejar a un lado el Evangelio ni los valores y realizan acampadas, convivencias y misiones a sitios un poco más lejanos.
Al cumplir los 14 años y según la madurez del adolescente ya inician el proceso Ancla (Antonio Claret), un movimiento juvenil creado por un sacerdote claretiano, donde se busca formar Cristos jóvenes. En este movimiento soy Timonel o coordinadora de un grupo. Cada proceso dura 4 años, en el cual se realizan experiencias como Escuela de Líderes 1,2,3; convivencias de fines de semana, Campamentos misión, Pascua juvenil y la formación es cristiana, humana y claretiana. Llevar el proceso Ancla con los jóvenes es muy lindo, pues debo ir caminando con ellos en sus experiencias de colegio, hogar y sociedad. Verlos crecer en el amor a Jesús, a María y a sí mismos es maravilloso. Y lo mejor de todo es que estos mismos jóvenes son los que van coordinando a los grupos de Infancia Misionera y a los pre adolescentes.
Hace un mes se dio a inicio a un grupo vocacional para mujeres que se están preguntando qué quiere Dios de ellas y junto con mis dos hermanas de Filiación: Carmen Bracho y Aleida González deseamos ayudarles. Con ella nos reunimos una vez al mes para su formación y realizaremos convivencias y retiros.
El Señor me ha dado algunos dones que me llevan a mostrarlo a Él como es el de jugar, cantar y tocar guitarra, lo que hace que pueda evangelizar también en grupos de adultos que me piden la ayuda o me invitan a ir de misión con los indígenas.
Sólo me queda decir que siempre he disfrutado mi servicio al Dios de la vida, pero desde que soy una consagrada Hija de Inmaculado Corazón de María siento que disminuyo y le glorifico más a Él. Todo lo que soy y tengo es de Jesús y lo entrego a los demás para que le alaben, le amen y se gocen en Él. Mi vida es de mi Señor y espero morir gastándola por Él, con Él y en Él.
Teresa de Jesús Pérez escalona
Centro menor de Barquisimeto, Venezuela