Un año intenso, lleno de gestos y de vivencias en torno a la Misericordia. Un año lleno de VIDA, de vida de verdad, en el que, según dicen los que han sido “Misioneros de la Misericordia”, muchas personas alejadas de Dios han vuelto a Él, muchas personas que tenían el corazón roto, han empezado a curar sus heridas. Un año de GRACIA, un año de salvación.
Algunos miraban este domingo con cierta tristeza y melancolía el cierre de la Puerta Santa de Roma. ¿Es que ya se ha terminado este río de Gracia? ¿Es que el Señor Dios ya va a tener un corazón de piedra? ¿Es que ya va a prevalecer el juicio sobre el perdón y la ternura?
Si eres de los que piensas así… ¡Qué poco has comprendido el mensaje de este año! Porque sí, se ha cerrado la Puerta de la Misericordia, pero la fuente de la Misericordia, que es el corazón traspasado de Jesús en la Cruz, no se seca jamás. El río de misericordia que brota de la herida abierta de su costado no dejará jamás de brotar. Por eso, no dejes de mirar ese Corazón traspasado por amor a ti, no dejes de ponerte debajo de ese manantial de Gracia, no dejes de ir, una y mil veces, a beber de la fuente misma de la Misericordia. Ya lo decía Él: “Quien venga a mí no tendrá hambre, el que cree en mí no tendrá sed”. Nos promete ser saciados, saciados de MISERICORDIA.
Y tampoco caduca la segunda parte: “…ahora vete y haz tú lo mismo”, de Él recibimos compañía, consuelo, consejo, alimento, Él nos viste con su ternura, nos visita en nuestros dolores, se hace nuestra propia casa y nos da cobijo…por eso como buenos discípulos tenemos que dar gratis lo que estamos recibiendo gratis, así que sigue dando de comer al hambriento, de beber al sediento, vistiendo al desnudo, acogiendo al peregrino. No te canses de dar un buen consejo, de rezar por los que se van, de repartir con otros tu sabiduría, de consolar al triste…¡No te canses de amar!
Este domingo no terminó nada, es el principio de todo, estamos en la primera semana del resto de nuestra vida llena de MISERICORDIA.