“¿Me amas?… Tú lo sabes todo, Tú sabes que te quiero”
Jn 21, 15
Esto siento que es mi vida, una respuesta continua a la pregunta de Jesús:”¿Me amas?” Y me siento urgida a responderle en cada cosa que hago, en cada deseo que ocupa mi corazón, en cada pensamiento que pasa por mi mente…: “Sí, sí, Jesús, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo”. Esta es la razón de mi vida, a esto se reduce mi vocación: a responder a su Amor con mi pequeño amor, a quererle con todo mi corazón, con toda mi mente, con todas mis fuerzas, con todo mi ser, a quererle en todos los que cada día comparten la vida conmigo. A veces lo hago fatal, de veras, pero nunca pierdo el deseo…
La primera vez que Él me llamó, o al menos la primera vez que yo me hice consciente, tenía 7 años; y fue el día de mi Primera Comunión cuando le prometí por primera vez entregarle mi vida, para siempre… Aquella promesa de niña ha marcado toda mi existencia y me ha traído hasta Filiación Cordimariana, me ha hecho Hija del Inmaculado Corazón de María… y sobre todo, me ha hecho FELIZ.
Soy, como los primeros cristianos, una mujer más en medio de la gente, pero ahí, entre mis compañeros de trabajo, entre mis alumnos (soy maestra y me encanta mi trabajo), entre mis familiares y amigos, me siento “de Jesús”. Siempre he creído que mi verdadero nombre era: Pily de Jesús, porque en ese “de Jesús” está contenido todo mi ser. Yo soy de Él, soy consagrada…Yo soy mi vocación.
Lo que más me atrae de vivir en medio del mundo, como uno más, es que sé que a través de mi pequeñez, Dios está consagrando el mundo. Que a través de mi corazón, Él consagra el corazón del mundo en el que vivo. ¡Y esto me parece tan grande! Además, por vocación de Hija del Inmaculado Corazón de María, me siento llamada a hacer nacer a Jesús en el corazón de todos los que me rodean cada día, ¡qué pequeña me siento ante una tarea tan grande! pero estoy tranquila, sé que es María la que lo hace todo, yo sólo le doy mi voz, mis manos, mis pies, mi corazón…
Hoy sólo sé decir que soy feliz, muy feliz y que cada mañana al levantarme lo primero que viene a mi mente es Jesús y renuevo mi respuesta: “Sabes que te amo”.
El P. Claret nos decía: “Un hijo, una hija, del Inmaculado Corazón de María, arde en caridad y abrasa por donde pasa” y aquí estoy yo, tratando de ser al menos una cerilla que prenda el mundo entero con el amor de Jesús.
Pilar Pérez Bernal – Filiación Cordimariana