¡Qué día tan mágico, qué noche tan especial y qué despertar tan único! El día de Reyes tiene algo…diferente… ¿verdad? Aunque ya no seamos niños, la magia de este día sigue ejerciendo sobre nosotros su encantamiento. Recibir regalos, recibir sorpresas, pasear y ver las caras de felicidad de los pequeños que estrenan sus juguetes…Muñecas, bicicletas, patinetes, coches, disfraces… llenan las calles.
Y en casa, una vez más comida juntos, roscón, chocolate… intercambio de regalos con su sorpresa y su decepción…Papeles de regalo por todas partes y todavía las luces del árbol encendidas y el belén presidiendo nuestros encuentros… Sin embargo, hay ya un toque de melancolía en nuestra celebración, porque sabemos que es ya el final de este tiempo tan intenso que es la Navidad. Habrá que quitar los adornos, apagar las luces y volver a la rutina diaria. Un pellizco de tristeza puede invadirnos hoy casi sin quererlo… Es difícil pasar de la exuberancia de las cabalgatas a la simplicidad de la vida cotidiana, de la espera de los regalos traídos desde Oriente a la espera del sonido del despertador…
¿Y ya? ¿así termina todo? ¿se va la Navidad y vuelve la rutina y nada más?
¡Claro que no! Los Magos de Oriente nos tienen preparado aún el mejor regalo, nos dejan toda una guía para llenar de plenitud nuestros días más allá de las celebraciones navideñas. ¿Quieres descubrir su secreto?
“…Hemos visto salir su estrella y, venimos a adorarlo”, esta es la respuesta que le dan a Herodes cuando son interrogados y se ponen en camino, vuelven a ver la misteriosa estrella y ésta comenzó a guiarles hasta que se paró encima de donde estaba el Niño, y , nos dice el evangelio, “se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron”. Aquí están sus consejos: ponte en camino, encuentra a Jesús donde esté María y adora, entonces, te llenarás de inmensa alegría.
Nos dice el Papa Francisco: “La oración de adoración y alabanza nos lleva a la alegría, a estar felices delante del Señor. ¡Hagamos un esfuerzo para reencontrarla! El punto de partida es precisamente hacer memoria de la elección del Señor: «Él me ha elegido antes de la creación del mundo,…nuestro nombre está en el corazón de Dios, precisamente en las entrañas de Dios, como el niño está dentro de su madre. Esta es nuestra alegría de ser elegidos. Es algo que no se puede entender sólo con la cabeza. Ni sólo con el corazón…”
Y esta alegría nadie te la puede quitar, esta alegría acompañará tus idas y venidas, tu trabajo y tu ocio, tu cansancio y tu descanso, tu vida de familia, tu vida de estudiante, tu vida laboral…Esta alegría estará siempre contigo, viva en tu pecho, eres del Señor, Él te ha elegido, Él te llama , te necesita, te ama, te quiere como amigo, te lleva en su corazón, te cuida y te bendice…Esta alegría nadie te la podrá quitar. Este es el mejor regalo del día de hoy. ¡Feliz día de Reyes!