Ilusión, cariño, María… son las tres palabras con las que resumimos este último Encuentro de Formación.
La ilusión es llave con que se abren estos días de fraternidad y es, a su vez, estela que nos impulsa a avanzar en este camino. Ilusión de volvernos a ver, compartir, dar nuestra primera catequesis juntas, aprender de nuestro Instituto y de nuestra vocación. Ilusión al lanzarnos a nuestro día a día llenas de todo lo que Dios, lleno de misericordia, ha desbordado en este tiempo en nuestros corazones.
El cariño que se irradia en la fraternidad, el cariño que desprende la mirada del Padre sobre nosotras, el cariño con que María nos abraza, el cariño con que Claret no puede ocultar todo lo que le importamos. Porque así, lleno de cariño y de la mano de la voluntad de Dios, hemos visto que engendra nuestro Libro Fundacional, que hemos trabajado estos días.
Y María, cuya presencia hemos palpado, no deja de invitarnos a ir al encuentro de su Hijo. María, nuestra Madre, Formadora, Maestra, Fragua… que nos guarda con infinita ternura en su Corazón Inmaculado, como hijas queridísimas suyas. María, puerta de la misericordia del Padre. María, purísima Madre que celebramos el día de la Inmaculada Concepción.
«Haced esto, hijas mías, y no solo alcanzaréis la paz del corazón en este mundo, sino el galardón de las vírgenes en la gloria. Así sea» (nº 274 libro fundacional)