Este sábado 8 de junio, víspera de Pentecostés, hemos celebrado los 25 años de consagración de nuestras hermanas Mª del Mar y Natalia. Ha sido un auténtico regalo poder acompañar y celebrar junto a ellas la fidelidad del Señor, porque si algo quedó claro esta tarde es que Él es el protagonista de su vocación, Él es el que ha hecho posible la respuesta de cada día de estos 25 años y Él es el que sostiene con su amor la fidelidad de cada una, así que, sí, celebramos la fidelidad, pero la del Señor, la única que nunca falla, nunca termina y nunca se enturbia.
La celebración comenzó con una eucaristía en la que el fuego del Espíritu nos recordó que la respuesta vocacional tiene mucho que ver con eso, con el fuego y con el Espíritu, con la pasión y con la misión dejada por Jesús.
Presidió la celebración nuestro hermano claretiano Carlos Martínez Oliveras y concelebró don Carlos Aguilar, gran amigo del Instituto. En la homilía se nos recordó que estamos “en tiempo de pactos”, pero lo que veníamos a celebrar allí no era un pacto político, sino el gran pacto de amor de Dios con la humanidad, que se encarna y se hace visible en cada vida consagrada, en esa tarde en la vida de Mº del Mar y de Natalia.
La segunda parte de nuestra celebración fue una merienda cena, porque es en torno a la mesa donde las familias celebran y comparten. Fue momento de risas, recuerdos y fraternidad…
Gracias Mª del Mar y Natalia por estos veinticinco años de vida en el Inmaculado Corazón de María dejándoos formar por Ella “en la Fragua de su misericordia y amor”, por dejaros en sus manos para ser lanzadas por Ella como una saeta directas al corazón del mundo, por haber hecho de Su Corazón Inmaculado vuestro claustro, vuestro hogar…y por compartir con nosotras este regalo vocacional recibido que nos une y nos hace ser hermanas y compañeras en el camino tras las huellas de Jesús.
Pilar Pérez – Centro La Fragua