El encuentro de los jóvenes de España y Portugal de toda la familia claretiana se celebra cada dos años cuando llegan estas fechas. El último se celebró en Segovia en 2015 de forma multitudinaria, con motivo de la celebración del año de la vida consagrada.
Este año nos hemos reunido en Los Molinos (Madrid) y han participado una treintena de jóvenes de Gijón, Portugal, Segovia, Granada y Málaga. Y hemos estado con ellos miembros de la familia claretiana de España y Portugal.
Después del encuentro anterior, de más de cien personas, el Señor nos ha regalado en esta ocasión un ambiente familiar y cercano. Y es que Dios hace siempre las cosas bien. Este encuentro quería acercarnos a María y la Palabra de Dios, y es verdad que cuando nos reunimos en torno a la Madre, todos nos sabemos familia.
El lema: “Te doy mi Palabra, te doy mi palabra”. Dios es fiel y nos regala su Palabra, nos da la promesa de la vida en plenitud. Lo hizo con toda la humanidad con la creación; lo hizo con María, con el Padre Claret y lo hace con cada uno de sus hijos… y Dios ha decidido contar con la voluntad de sus criaturas, y necesita que cada uno vemos nuestra palabra humilde y torpe para dar vida…. Y en María tenemos la maestra del sí…
Comenzamos el sábado compartiendo qué conocemos de la Palabra de Dios y de María, y las preguntas que nos surgen en torno a la Palabra y la figura de María; qué deseos brotan del corazón al querer vivir nuestro día a día en Dios… fue precioso comprobar la sed que tienen los jóvenes de vivir desde la Palabra, la experiencia sencilla que tienen de saberse cuidados y sostenidos por la Madre. Continuamos la mañana haciendo una peregrinación a la ermita de la Virgen del Espino, en Los Molinos. En la peregrinación vivimos tres momentos: el primer tramo lo hicimos en silencio desde la Palabra de Dios, poniéndonos en camino, como lo hizo María después de recibir la Palabra de Dios en la Anunciacion. El segundo tramo lo hicimos compartiendo de dos en dos, como los discípulos de Emaús, compartiendo nuestra vida y la presencia de Dios en nuestra cotidianeidad. El tercer tramo hasta llegar a la ermita, lo hicimos rezando el rosario, poniendo en María todas las necesidades de nuestras familias, de nuestros lugares de origen, de la Iglesia. Terminamos nuestra jornada mariana celebrando la Eucaristía.
Comenzamos la tarde presentando la Familia Claretiana con la certeza de que nacemos de la potencia de la Palabra de Dios, de ella nos alimentamos y vivimos; y con el deseo de seguir dando nuestra humilde palabra a Dios, dejándonos la vida para que Dios sea más conocido, más amado, más servido y más alabado por todos. ¡Cuántas gracias damos a Dios por darnos esta familia en la Iglesia!
Llegaba el momento de poner todos nuestros sentidos, nuestra mente, nuestro corazón en la Palabra de Dios. Con el deseo de disfrutar de una rato de lectio divina nos dispusimos a prepararnos, a disponernos externamente y a caldear el corazón. Comenzamos decorando la capilla entre todos. El lugar donde nos disponemos a encontrarnos con la Palabra debe ser un lugar adecuado para acoger la belleza de la Palabra: cuidando la disposición de cada uno, el lugar para la Palabra, para el icono de María… incienso, velitas, la Sagrada Biblia… ¡todo estaba listo para preparar el corazón! Y así lo hicimos. Momento precioso de preparar nuestros sentidos y nuestro corazón para la escucha de la Palabra de Dios… buscar el silencio interior, disponernos a acoger la Vida, al mismo Dios que nos dice “Te doy mi Palabra”, ayudarnos de la música, del abandono en la búsqueda de la presencia de Dios…
Y tras la cena, preparados por fuera y por dentro, disfrutamos de un ejercicio de Lectio Divina, donde Dios pronunció su Palabra todopoderosa y cada uno de sus hijos quiso responder, con humildad, “te doy mi palabra”.
¡Cómo ardía nuestro corazón al sabemos en la presencia de Dios!
Pero sabemos que nuestra vida diaria corre mucho, -como la de los jóvenes-, se nos va la vida en mil actividades, en clases, en reuniones de pastoral… y no podíamos dejar aprovechar la oportunidad para compartir con ellos algunas de las herramientas que tenemos a nuestro alcance y que nos pueden permitir estar en contacto continuo con la Palabra en medio de las prisas y los ritmos que marcan los relojes. Hablamos de aplicaciones de móviles que nos permiten disfrutar de la Palabra de cada día, de nuestra presencia en las redes sociales, de la oración de intercesión, etc. Todo sabiendo que el contacto directo con la Palabra de Dios en la Lectio Divina es insustituible.
El broche final del encuentro fue, como no podía ser de otra manera , la celebración de la Eucaristía donde definitivamente Dios sella la historia, y en el Pan y el Vino, Dios dice a cada uno de sus hijos “Te doy mi Palabra”.
Ponemos en el Corazón de María la vida de cada uno de los jóvenes, sus deseos de vivir desde la Palabra de Dios y anunciar en los ambientes donde se mueven el Amor de Dios, que es siempre fiel a su Palabra.
Luisa Azor, centro menor de Sevilla